Cuándo cambiar los anteojos

Fecha de publicación: 22-09-2014

La higiene visual pasa por acudir frecuentemente al especialista y adelantar la cita en caso de algún síntoma extraño.

Una explicación simple al complicado proceso de la visión sería la siguiente: Los rayos de luz penetran los ojos a través de la córnea, éstos son enfocados por el cristalino, posteriormente absorbidos y convertidos en señales eléctricas que van al cerebro, dónde son interpretadas como imágenes visuales.

Dos de las partes más importantes del ojo humano son la córnea y el cristalino, ya que es precisamente a través de ellos donde se inicia el proceso visual. Por tanto cuando alguno de estos falla, o existe alguna imperfección en su forma, se presenta un problema visual, es decir, la persona no ve bien.

Quien padece algún problema de la vista y utiliza lentes, debe saber que las visitas al optometrista son algo que no debe dejar pasar y no esperar a que aparezcan síntomas o señales que le indiquen que es necesario cambiar sus anteojos.

Lo recomendable, según los especialistas, es que, si se empezó a usar lentes desde que era un niño, acuda a que revisen si ha cambiado su graduación al menos una vez anualmente, hasta que cumpla los 14 años de edad.

Lo anterior se debe a que los mayores cambios en graduaciones son más frecuentes en los niños debido a su crecimiento, y esta situación se repite en la adolescencia. Ya cumplidos los 15 años, las revisiones pueden llegar a hacerse incluso cada dos años.

Según los expertos, es entre los 25 y los cuarenta años cuando las graduaciones suelen permanecer más estables, pero es también a partir de estas edades cuando inicia la presbicia o vista cansada.

Así pues, una vez cumplidos los cuarenta, es necesario volver a revisar la graduación de los anteojos al menos cada año si no presenta molestias o lo más pronto posible si presenta síntomas que van desde visión borrosa o dolor en la cabeza.

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