En pareja, cómo compartir espacios

Fecha de publicación: 29-08-2017

La clave para convivir radica en tener paciencia y dedicarnos a hacer los ajustes para adaptarnos paulatinamente a nuestra pareja.

La convivencia de pareja pareciera ser hoy en día, el paso lógico a dar luego de comenzar el noviazgo y antes de la boda o unión matrimonial. Muchos consideran que este es un período de prueba y adaptación, por lo que debemos poner mucho de nosotros en hacerlo funcionar correctamente desde un primer instante.

El vivir juntos deja al descubierto esos detalles de la otra persona que no conocíamos y que generalmente son los que menos nos gustan. Es importante tener mucha paciencia y comprensión para que el convivir no sea el fin de la relación.

Al comenzar esta nueva etapa de nuestras vidas, es importante tener en cuenta que no se trata de una incorporación de uno a la vida del otro, sino de la unión de dos personas, dos historias de vida, dos estilos y gustos diferentes. Aquí pueden confrontar de manera armónica, los aspectos del día a día como los temas de limpieza e higiene, decoración y actividades de ocio.

Al iniciar una vida en común, es importante no perder la individualidad. En lo posible, destinar cuartos comunes y zonas exclusivas no excluyentes en las que cada uno pueda ponerse a gusto, hasta tanto no se hayan adaptado del todo.

La costumbre en las actividades la dará el tiempo y no podemos forzarla, así que es mejor permitirnos un pequeño caos privado en un sector que no incomode al otro y viceversa.

En cuanto a los temas de decoración que parecieran triviales, se convierten en algo importante al iniciar una convivencia: cada uno posee bienes y objetos que quizás no sean del gusto del otro. Lo ideal es convenir un estilo general y cumplirlo, incluso, si ese preciado objeto decorativo que tanto nos gusta no coincide.

Si queremos imponer nuestro estilo, entonces no estaremos haciendo un espacio conjunto, sino uno privado. Tengamos esto presente y recordémoselo a  nuestra pareja, para poder convivir sin problemas.

Y sobre todo, tengamos presente que la convivencia no significa la unión de dos personas por completo. No dejemos de lado la sensualidad, la seducción, el compartir en pareja y el tener vida privada al mismo tiempo. Respetemos su lugar y hagamos respetar el nuestro sin perder el misticismo y la intriga que alimenta a la seducción.

Tengamos siempre en cuenta que el secreto de la convivencia, como dicen las abuelas, es saber reír juntos y también saber estar en silencio.

La determinación de vivir en pareja debe ser una decisión que ambos quieran tomar cuando se sientan realmente con ganas de vivir juntos y compartir momentos felices. Sería una experiencia muy positiva tomar esa importante decisión cuando ambos estén completamente convencidos de que quieren compartir sus vidas y su espacio, sin que ello implique renunciar a la individualidad.