Fecha de publicación: 23-09-2014
Tomar el volante de un vehículo es un acto de extrema responsabilidad, ya que en ello pueden ir la vida de conductores y pasajeros. Poniendo atención a una serie de precauciones, la conducción puede ser un acto seguro.
Los límites de velocidad deben ser respetados, aún si otros vehículos los superan. Además es mejor dejar que otros pasen: convivir con el hecho de que siempre alguien va a tener más prisa.
Es mejor evitar conducir si hay mal tiempo y mantener los limpiaparabrisas funcionando cuando llueva. Si es inevitable manejar con mal tiempo, encender las luces, hacerlo muy despacio, usar los frenos y el acelerador suavemente, y mantener una distancia de seguridad mayor.
Nunca subir a un auto cuyo conductor esté ebrio. Es mejor tener un “conductor designado”. No conducir nunca tras haber consumido alguna bebida alcohólica.
Usar el cinturón de seguridad siempre, solo tomará unos segundos y puede salvar la vida. Los niños deben estar en una silla para auto, las cuales jamás deben colocarse en el asiento de adelante. Los niños deben ser mayores a 12 años para sentarse en el asiento delantero.
Tener los cauchos con una presión adecuada, los frenos ajustados, las ventanas y parabrisas limpios. Reemplazar las gomas de los limpiaparabrisas cuando empiecen a rayar, y chequear que las luces funcionan correctamente.
Hacer señales para ejecutar cualquier maniobra, aunque aparentemente no haya nadie. Señalizar al menos un par de segundos antes. No conducir pegado al auto de adelante. Periódicamente levantar la vista, ver los espejos retrovisores laterales y central.
Usar las luces bajas de noche cuando se aproxime otro carro o detrás un vehículo. Detenerse para hablar por teléfono, leer direcciones, o comer un tentempié.
Cumpliendo con estas precauciones, se reduce sensiblemente el riesgo de accidentes automovilísticos y se preserva la seguridad de conductores y pasajeros.
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