Fecha de publicación: 11-01-2018
Los océanos constituyen una inmensa fuente de energía renovable. El potencial global de la energía mareomotriz o energía de las mareas se estima en 700 TWh al año. Si bien en la actualidad, el uso de la energía mareomotriz sigue estando en fases incipientes en comparación con el aprovechamiento y explotación de otras fuentes de energías alternativas, la demanda y la creciente necesidad de cubrir el consumo energético con fuentes que no contaminen, están impulsando nuevos proyectos de investigación para lograr aprovechar recursos hasta ahora poco explotados como este tipo de fuente energética.
Al contemplar el uso o incorporación de energía mareomotriz para el desarrollo de un proyecto, es conveniente analizar todos sus ámbitos, tanto los pro, como los contra. Empecemos por analizar los aspectos positivos.
-La energía mareomotriz es una fuente de energía renovable. Esta energía es el resultado de los campos gravitatorios de la luna y el sol, combinados con la rotación terrestre sobre su eje y que ocasiona mareas altas y bajas; este diferencial de energía potencial de las mareas se puede utilizar para generar electricidad mediante generadores de corrientes de mareas, presas de mareas o la más reciente, energía mareomotriz dinámica. En el entendido que la acción gravitatoria de sol y la luna, así como la rotación de la Tierra seguirán existiendo por muchos billones de años todavía, la energía mareomotriz es una fuente de energía renovable.
-Energía no contaminante. La energía mareomotriz es una fuente de energía respetuosa con el medio ambiente. Además de ser una fuente de energía renovable, no genera emisiones de gas de efecto invernadero y por otro lado, tenemos que no demanda de una gran extensión de espacio para desarrollar su infraestructura.
-Es predecible. Sabemos cuándo se van a dar las mareas altas y cuando baja el mar. Al conocer estos ciclos, se hace más fácil la construcción de sistemas con las dimensiones adecuadas, puesto que sabemos qué potencia podemos esperar en cada caso. Las turbinas empleadas son similares a las de la energía eólica, tanto en tamaño y forma, como en potencia instalada.
-Son eficientes a bajas velocidades. Puesto que el agua es 1000 veces más densa que el aire, es posible generar electricidad a baja velocidad. Incluso con velocidades de un metro por segundo puede obtenerse energía.
-Extensa vida útil. Aunque hay pocos ejemplos de plantas de energía mareomotriz, la planta de La Rance en Francia, lleva en funcionamiento desde 1966 y hoy en día sigue produciendo gran cantidad de electricidad.
Al proseguir con nuestro análisis de los aspectos de la energía mareomotriz, enunciamos a continuación las variables poco ventajosas.
-Efectos sobre el medio ambiente. Existen muy pocos ejemplos de verdaderas plantas mareomotrices en el mundo y por lo tanto, no es posible saber a ciencia cierta cuáles son sus efectos sobre los ecosistemas (fondos marinos, flora y fauna oceánica). Todo lo que se sabe es que estas centrales producen energía limpia, pero se desconoce si estamos pagando algún tipo de precio para el futuro. Si las comparamos con las presas hidroeléctricas, las centrales mareomotrices -que de manera similar bloquean el paso libre del agua- podrían tener efectos parecidos en hábitats marinos. Por ello, los proyectos de investigación también ponen especial atención en este aspecto.
Cercanía a tierra. Las centrales mareomotrices requieren ser construidas cerca de tierra firme, pues esta es la zona donde se dan las diferencias más marcadas entre mareas y este aspecto conlleva a un impacto visual, ocupación de zonas costeras, alteración de la rutina diaria en la zona donde se vaya a instalar, entre otros. En un futuro, con el constante avance de las tecnologías, quizás sea posible situarlas en zonas de alta mar.
Otro de los aspectos poco alentadores con respecto al uso de este tipo de energía, tiene que ver con el alto costo. Al ser unas tecnologías nuevas resultan menos competitivas que otras establecidas y potenciadas desde hace más tiempo y la energía resultante es significativamente más cara que la obtenida a través de centrales nucleares, térmicas u otras fuentes de energía renovables.