El vino, historia como elemento clave de civilizaciones.

Fecha de publicación: 22-01-2016

Utilizado en rituales religiosos, el uso del vino fue evolucionando y se popularizó hacia usos más cotidianos y festivos.

El vino tiene una larga historia; es una de las primeras creaciones de la humanidad y ha ocupado un lugar privilegiado en el desarrollo de numerosas civilizaciones. En las antiguas Grecia y Roma, situaban el origen del vino en la prehistoria y rodeaban su nacimiento de leyendas. El antiguo Egipto dejó como testimonio, listados de vinos: los egipcios mencionaban incluso la añada, el viñedo y el nombre del fabricante en sus jarras a manera de las primeras etiquetas.

El aspecto esencial de este primer período de la historia del vino, radica en que los griegos de la antigüedad y posteriormente los romanos, le reservaban un importante lugar en sus vidas. Por esta razón y sobre todo por sus usos en los rituales religiosos, el vino se convirtió en un elemento clave de la civilización occidental.

Las prácticas y creencias cristianas provienen de los rituales griegos y romanos. El empleo del vino en forma sacramental está ligado directamente con el judaísmo, pero las similitudes más fuertes aparecen en la comparación con el culto griego de Dionisio, dios del vino y de Baco, su equivalente romano.

Otro antecedente del uso del vino en la historia nos sitúa en la época medieval. En ese entonces, para el hombre, el vino o la cerveza no eran un lujo, eran una necesidad. Las ciudades ofrecían un agua impura y con frecuencia peligrosa. Al desempeñar el papel de antiséptico, el vino fue un elemento importante de la rudimentaria medicina de la época. Se mezclaba con el agua para hacerla potable.

Otro pasaje de la historia narra que el rey Eduardo II de Inglaterra encargó el equivalente de más de un millón de botellas en ocasión de su boda con Isabel de Francia, en 1308. Bajo el reinado de Isabel I, casi tres siglos después, los ingleses bebían más de cuarenta millones de botellas de vino por año para una población de poco más de seis millones de habitantes.

La demanda de vinos de consumo diario ocupó a los viticultores y bodegueros durante muchos siglos. Pero hacia finales del siglo XVII apareció en el mercado una nueva exigencia: se pedían vinos que procuraran una experiencia estética. En Francia e Inglaterra, emergió una nueva clase social con dinero y buen gusto que estaba dispuesta a pagar lo que fuera por un gran vino. A esta generación debemos el concepto de “gran vino” tal como lo conocemos en la actualidad.

En el siglo XX, el consumo de vino se convirtió en un fenómeno que se puso de moda en el mundo entero. Para los productores, el fin de este siglo, marcó un período de prosperidad; para los aficionados al vino, una edad de oro, con abundancia de buenos vinos a precios relativamente razonables, aspecto que hizo popular su uso en fiestas y celebraciones.

Elemento festivo o asociado a los rituales religiosos, como medicamento o antiséptico, el vino ha sido protagonista de la historia. El hecho de poder guardar un vino durante años y mejorarlo en barricas o botellas, marca el nacimiento del vino de calidad. Numerosas civilizaciones han considerado el vino como el acompañamiento imprescindible en un banquete o celebración.