Cómo motivar a los niños para que coman ensaladas

Fecha de publicación: 07-07-2016

Seamos creativos para presentarles las ensaladas de manera atractiva, divertida y deliciosa a nuestros niños.

Es bien sabido por todos, la inmensa riqueza nutricional, además de las vitaminas y minerales  que tienen las hortalizas y vegetales y los beneficios que proporcionan estos elementos para la salud. De allí la importancia de ir introduciendo paulatinamente el consumo de vegetales en la dieta del bebé.

En principio, alrededor de los 6 meses de la vida del infante, los vegetales deben incorporarse en forma de purés o papillas, haciendo pruebas con cada uno de ellos para ver la tolerancia del pequeño, cuales vegetales le agradan más, por encima de los otros.                                                                                                                       

Pero cuando los niños comienzan a crecer y están más grandecitos, las cosas comienzan a cambiar. Los niños y las ensaladas de vegetales suelen ser como el aceite y el vinagre. No se llevan muy bien. ¡Pero esta relación no tiene por qué ser así para siempre!

Por su corta edad, los niños quizás no entiendan que comer ensaladas es bueno para ellos, para su salud y desarrollo, tanto físico y mental, en conclusión, que los padres insisten en que las coman porque es por su bien… entonces ¿Qué podemos hacer para cambiar esta actitud?

La mejor idea es presentarles las ensaladas de forma divertida, que las encuentren atractivas ante sus ojos.

Lo primero que sugerimos es buscar la manera que ellos se incorporen a la cocina y también se entretengan preparándola. Si bien no es conveniente que los niños utilicen cuchillos para picar los vegetales en trozos –obviamente por un tema de seguridad- podemos involucrarlos, por ejemplo, lavando la lechuga. Si en los primeros intentos dicen que no les agrada la lechuga, otra manera que podemos encontrar para lograr el objetivo, es trocearla y mezclarla con alimentos que a ellos les gusten mucho.

Las ensaladas no tienen por qué ser única y exclusivamente de lechuga y tomate. Por ejemplo, se les puede añadir trocitos de queso, papas fritas, trozos de pollo o dados de fruta como manzana o naranja que le proporcionan un dulce toque a la ensalada. Combinando todos estos sabores que les son atractivos, probablemente no noten tanto el gusto de la lechuga y luego de un tiempo, de seguro terminarán aceptándola en sus comidas.

Otra opción para que las ensaladas de vegetales les resulten “amigables” a los niños, es hacer que el plato entre por sus ojos; para ello, con un toque de ingenio e imaginación, se pueden hacer figuras, incluso con la ayuda de los propios niños. Pelando unas zanahorias, podemos cortarlas en forma de bastoncitos, de manera que hagan unos coloridos aviones. Si queremos darle más color, podemos ponerle encima aceitunas troceadas, como si fueran unos accesorios.

Otra idea puede ser introducir tomates tipo “cherry” en la ensalada y una forma divertida de hacerlo es presentárselos como si fueran coquitos o mariquitas. Sólo hay que cortar los tomates por la mitad y hacerles un pequeño triángulo para que tengan forma de alas.

Rostros chistosos, paisajes y objetos que le resulten familiares como una bicicleta cuyas ruedas sean rodajas de pepino y más, mucho más pueden hacer juntos, padres e hijos; así, poco a poco, los pequeños entenderán que la comida saludable también puede ser deliciosa y divertida.

El que los niños no se la lleven bien con las ensaladas, es un paradigma muy arraigado en nuestra cultura, tan es así que muchos padres, de entrada, anticipan que el niño las va a rechazar. Como todo lo referente a los pequeños de la casa, la introducción de las ensaladas en su dieta diaria, debe ser un proceso paulatino que, dependiendo del enfoque que le den los padres, no necesariamente debe ser traumático, por el contrario, debería ser un delicioso descubrimiento de nuevos sabores.

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